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NEGLIGENCIAS MÉDICAS TRAS LA PANDEMIA COVID-19
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Sanidad

  • Juan Peran
  • Negligencias, Artículos docrinales, crisis, Negligencia Médica, Sanidad
  • agosto 3, 2021

NEGLIGENCIAS MÉDICAS TRAS LA PANDEMIA COVID-19

En 2019, antes de la pandemia, se calcula que el número de denuncias por negligencias médicas superó las 14.000.

La causa principal de esas negligencias tenía por origen, según la Asociación de Defensa del Paciente, los errores de diagnóstico.

En 2020 hubo una caída del número de denuncias por negligencias médicas, alcanzando los 10.500 casos.

El motivo fue que durante el estado de alarma las negligencias “desaparecieron”. No es de extrañar pues la población fue “recluida” en sus hogares por casi 100 días.

En ese período se suspendieron cirugías y las principales reclamaciones estuvieron relacionadas con muertes en las residencias de mayores y asuntos de bajas laborales por la pandemia.

La pandemia ha revelado los puntos fuertes de nuestra sanidad pública y privada, que ha respondido aceptablemente bien al desafío del virus que sigue asolando al mundo.

Pero también los puntos débiles, en especial la falta de recursos, dejando de atender otras enfermedades que quedaron en un segundo plano. En especial, enfermedades cardiovasculares y cánceres.

Los casos más habituales de negligencias médicas en el último año se atribuyen a mala praxis: intervenciones mal realizadas; altas precipitadas; atención deficiente; infecciones hospitalarias; retrasos en ambulancias, etc.

Sin embargo, la principal razón y la que más preocupa, es la del error de diagnóstico y la pérdida de oportunidad para curar al paciente.

Se considera diagnóstico médico incorrecto: cualquier valoración médica que no responda a la realidad de lo que sufre o padece el paciente como proceso patológico. Puede ser debido a omisión de pruebas pertinentes; valoración incorrecta de estas; retraso en su práctica, etc. El error se pone de manifiesto posteriormente con otras pruebas o con aquella que no se realizó.

Los tribunales hablan de pérdida de oportunidad cuando se considera que las posibilidades de haber realizado una actuación médica en el momento oportuno (sin retraso justificado), habrían producido otro resultado diferente al ocurrido: la lesión o la muerte del paciente no atendido, cuando correspondía. Es decir, la probabilidad alta de que la evolución del paciente hubiese sido otra, aunque se puede afirmar con certeza. Por eso, se habla de “oportunidad perdida”. Y esa oportunidad se valora y tiene un precio. Cuando los tribunales reconocen la existencia de la misma, se indemniza.

Por ejemplo, ocurre cuando a alguien no le detectan un cáncer durante meses y finalmente se descubre que el paciente lo tenía y está en un grado de desarrollo que, hace ineficaz del tratamiento curativo. Nadie sabe con certeza si, al haberlo tratado médicamente en el momento oportuno, el paciente se hubiera curado. Sin embargo, no ha tenido esa oportunidad.

Las principales consecuencias de las negligencias médicas que se dieron en 2020 son:

  • fallecimientos por negligencias
  • resultado insatisfactorio en cirugías plásticas y estéticas
  • nacimientos con alguna discapacidad
  • fallecidos por no recibir la ambulancia a tiempo
  • fallecimientos por infecciones hospitalarias
  • incapacidad después de intervenciones quirúrgicas
  • afectados por depilaciones láser
  • contagios por hepatitis C
  • altas de personas en malas condiciones para ir a trabajar

Los servicios más denunciados por negligencia médica en 2020 fueron y por orden de importancia:

  • listas de espera
  • cirugía general
  • urgencias
  • traumatología
  • ginecología y obstetricia, odontología
  • maxilofacial
  • transporte sanitario y ambulancias
  • anestesia y reanimación
  • cardiología 
  • oncología

Por estadística, la probabilidad de que ocurra una negligencia médica es pequeña, pero el riesgo existe, y los ciudadanos tienen que saber cómo actuar para detectarla y poner el caso, de forma inmediata, en manos de un abogado especialista negligencias médicas.

El factor tiempo es muy importante porque afecta a las posibilidades de éxito de la reclamación de los daños y perjuicios.

El seguimiento médico de lo ocurrido y contar con una documentación adecuada de la evolución de las lesiones es fundamental para luego poder exigir una indemnización.

En la primera reunión, como abogado especialista le solicitaré una copia íntegra de la historia clínica; notas médicas de la evolución; pruebas diagnósticas; fotografías; informes médicos previos y posteriores a la presunta negligencia.

A partir de ahí, como abogado valoraré el caso concreto, recabando informes preliminares a mis peritos médicos especialistas y le indicaré los pasos a seguir: la presentación de una reclamación extrajudicial al médico o centro sanitario y a su compañía aseguradora; o el inicio de un proceso judicial para reclamar y recibir una indemnización.

Por todo ello, en el supuesto de haber sufrido una mala atención sanitaria o médica que considere que no es justificable y que le haya causado un perjuicio o daño físico o moral, no dude en CONTACTAR conmigo.

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  • Juan Peran
  • Negligencia Médica, Negligencias, Reclamación, Sanidad, sentencias
  • diciembre 17, 2019

Condena al Servicio Andaluz de Salud por tratar un cáncer dos años después del diagnóstico

El Servicio Andaluz de Salud (SAS) ha sido condenado a pagar una indemnización por tratar un cáncer, un linfoma de Hodgkin,con dos años de retraso. La paciente recibirá una indemnización de 76.881 euros por «mala praxis».

La justicia ha dado la razón a la demandante y obliga al Servicio Andaluz de Salud a pagar una indemnización por mala praxis en el tratamiento de un cáncer. La mujer, acudió al médico en 2013 y éste ordenó una extirpación y biopsia de un tumor con diagnóstico de linfoma de Hodgkin. No hay explicación, pero la mujer no recibió ni información ni tratamiento. «Ese informe se realizó por una clínica concertada con el Servicio Andaluz de Salud que inmediatamente, nada más conocer los resultados, lo comunicó vía telemática a la Sanidad andaluza».

Dos años después la mujer acudió a Urgencias de Neumología con fuertes dolores. Allí descubrieron el informe con el resultado de la biopsia. Se habían perdido 1000 días de tratamiento. El tumor, que inicialmente estaba en fase II había avanzado hasta fase IV y las posibilidades de supervivencia se habían reducido del 90 al 65%.

Ahora, el Servicio Andaluz de Salud tendrá que pagar una indemnización a la paciente de 76.881 euros.

fuente:antena3 noticias.

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  • Juan Peran
  • Negligencia Médica, Negligencias, Reclamación, Sanidad, sentencias
  • julio 28, 2019

Una mujer recibirá 850.000 euros tras quedarse ciega por un mal diagnóstico

Los informes médicos revelan que el daño en la paciente se podría haber evitado y que la causa de su ceguera fue no aplicar un tratamiento precoz en cada visita

18/06/2019

 

La Audiencia Provincial de Madrid ha dictado una sentencia que amplía la indemnización a una paciente de 45 años que quedó ciega como consecuencia de un retraso en su diagnóstico elevando de 250.0000 a 850.000 euros la cuantía que deberá hacer frente la aseguradora del Servicio Murciano de Salud.

Se trata de un recurso de apelación a otra sentencia de 2018 de un juzgado de Primera Instancia de Majadahonda (Madrid) cuyo fallo estimó parcialmente la demanda contra Mapfre en la que los abogados de la víctima pudieron probar que no se cumplieron los protocolos ante los síntomas que presentó de cefaleas, preludio de la ceguera que sufrió finalmente.

 

Diagnóstico y operación tardía

Según informa este lunes la asociación Defensor del Paciente que llevó este caso, la paciente comenzó a sufrir en marzo de 2014 fuertes cefaleas y en el centro de salud de Alcantarilla (Murcia) le diagnosticaron tensión cervical y le dieron paracetamol e ibuprofeno.

Un mes más tarde, la mujer sufrió pérdida de consciencia tras la que ingresó en el hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia, donde le diagnosticaron cefalea tensional y además de paracetamol e ibuprofeno, le recetaron diazepam, si bien al día siguiente empeoró.

 

Al centro de salud al que acudió su médico le negó la baja laboral de limpiadora y achacó sus síntomas a «gran somatización», tras lo que sufrió un nuevo episodio de pérdida de consciencia por el que de nuevo fue trasladada al hospital murciano bajo diagnóstico de posible accidente cerebrovascular.

En el hospital se le detectó una hemorragia por la que fue intervenida de urgencia, «ya demasiado tarde», advierte el letrado Ignacio Martínez que la defendió, que añade que no pudo evitarse ceguera total en el ojo derecho y ceguera en los dos cuadrantes temporales del ojo izquierdo.

 

Aumento de la sanción por daño moral

La sentencia considera que debe incrementarse la indemnización de 605.278 euros calculada por el peritaje por el daño moral a la paciente porque «no ha tenido en cuenta la pérdida de relación con sus hijos que su pérdida de visión de ambos ojos limita muy considerablemente».

Los informe médicos de especialistas en oftalmología y neurocirugía advierten en el escrito judicial que se podría haber identificado la causa de la sintomatología que presentaba la paciente con un tratamiento precoz, evitando así complicaciones, así como la rotura del aneurisma y la consiguiente hemorragia.

Por ello, la sentencia acredita que la ceguera que padece tiene como causa directa e inmediata la asistencia sanitaria, «que es contraria a la lex artis, por error en el diagnóstico que impidió dar el tratamiento adecuado».

Por este motivo, a la afectada se le concedió la incapacidad permanente en grado de absoluta para todo trabajo y ahora precisa ayuda para las actividades básicas de la vida diaria.

fuente:aquí

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  • Juan Peran
  • Derecho Civil, Leyes, Negligencia Médica, Negligencias, Sanidad, sentencias
  • julio 28, 2019

El TSXG condena al Sergas a indemnizar con 90.000 € a una paciente a la que le quedó una mano inútil tras una operación

LA SALA SEÑALA QUE, SI EL RESULTADO DAÑOSO ES “ANORMAL O INUSUALMENTE GRAVE EN RELACIÓN CON LOS RIESGOS QUE COMPORTA LA INTERVENCIÓN”

 

La sección primera de la Sala de lo Contencioso-Administrativo delTribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) ha confirmado la sentencia que condena al Sergas (Servicio Gallego de Salud) a indemnizar con 90.000 euros a una paciente del servicio de cirugía plástica del Complexo Hospitalario Universitario de La Coruña.

El motivo es que le quedó la mano derecha en garra, inutilizada e irreversible, después de someterse a una cirugía de destechamiento del túnel carpiano y a nueve intervenciones quirúrgicas posteriores.

La herida comenzó a supurar a los pocos días de la primera operación, realizada en febrero de 2013.

“No puede calificarse sino de resultado inusualmente grave y desproporcionado el producido tras la intervención», dice la sentencia 472/2018, que tiene fecha del pasado 12 de junio. 

«La jurisprudencia hace responder a la Administración porque se trata de un efecto dañoso que normalmente no se produce más que cuando media una conducta negligente, salvo que se acredite que la causa ha estado fuera de la esfera de actuación de los servicios sanitarios o se debe a una causa de fuerza mayor, lo cual no han logrado las demandadas”, indican los magistrados Fernando Seoane Pesqueira –presidente del tribunal–, Benigno López González y  María Dolores Rivera Frade, en su fallo.

El TSXG señala que, si el resultado dañoso es “anormal o inusualmente grave en relación con los riesgos que comporta la intervención”, como sucede en este caso.

“Se presume que la Administración sanitaria no se ha acomodado a los estándares de actuación exigibles o no ha puesto a disposición del paciente los medios y conocimientos de la ciencia y de la técnica”.

La doctrina del daño desproporcionado, según destacan los magistrados,no se aplica cuando el resultado se presenta como una opción posible, cuando constituye un riesgo propio de la intervención en un porcentaje considerable y cuando existe actividad probatoria que llega a convencer al órgano judicial respecto a cómo se ha producido ese resultado.

Resultado desproporcionado

“En el caso presente resulta incuestionable que se ha producido un resultado desproporcionado en el tratamiento de una cirugía tan simple -en palabras del cirujano plástico-«.

«Ha quedado inutilizada la mano derecha de la paciente para cualquier tipo de actividad, aparte del perjuicio estético, moral, laboral, familiar y de ocio que le ocasiona, además de una patología psiquiátrica asociada”, subraya el tribunal.

El TSXG indica que la Administración “no ha sido capaz de ofrecer una explicación científica razonable” sobre las causas, si bien asegura que “la más probable” fue una infección de la herida.

Sobre el consentimiento informado firmado por la paciente al que hace referencia el Sergas, el tribunal recuerda que determina que asume los “riesgos habituales” de la asistencia médica.

“Sin embargo, una apreciación racional de las cosas no permite erigir el consentimiento prestado en excusa incondicionada ante cualquier evento adverso”, advierten los jueces.

fuente: aquí

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  • Juan Peran
  • Derecho Civil, Negligencia Médica, Negligencias, Sanidad
  • julio 19, 2019

Entre 25.000 y 35.000 españoles mueren cada año por errores médicos

Joe Kiani, presidente del Movimiento por la Seguridad del Paciente, conversa con El Confidencial sobre uno de los mayores desafíos sanitarios: las muertes evitables

 

En 1989, con 25 años, Joe Kiani fundaba la empresa Masimo en el garaje de su casa. De padre ingeniero y madre enfermera, Kiani buscaba una compañía que aunase los conocimientos que había mamado desde pequeño, dando lugar a un negocio que fusionaba sanidad y tecnología. A punto de cumplirse tres décadas desde la constitución de la empresa, son pocos los que dudan de la capacidad de la misma: Masimo cuenta en la actualidad con 3.000 trabajadores y sus inventos —que han dado lugar a más de 500 patentes— se utilizan para monitorizar a cerca de 100 millones de pacientes cada año, lo que hace que medios como ‘Forbes’ o ‘The New York Times’ hayan elogiado en sus páginas el trabajo de Kiani. Teniendo en cuenta su trayectoria y que este martes participaba en el Congreso Nacional de Hospitales y Gestión Sanitaria, celebrado en Sevilla, El Confidencial ha querido conversar con él sobre su última obsesión: poner punto y final a los errores médicos.

 

Son muchas las historias sobre anestesistas que calculan mal la dosis, enfermeras que se equivocan en la transfusión de sangre o infecciones que se contraen en el hospital, pero no se sabe con exactitud cuántos errores médicos se cometen cada año ni a cuántos pacientes afectan. Según explica Kiani, que además de dirigir Masimo es presidente del Movimiento por la Seguridad del Paciente, «en torno a tres millones de personas mueren cada año por equivocaciones u omisiones de los profesionales sanitarios». Aunque el número pueda parecer descabellado, una investigación llevada a cabo por la Universidad John Hopkins concluye que en torno a 250.000 estadounidenses mueren cada año por errores médicos, lo que convierte este factor en la tercera causa de muerte del país, solo por detrás del cáncer y los problemas cardiacos.

 

¿Y en España qué?

A diferencia de Estados Unidos, en nuestro país no se han llevado a cabo investigaciones al respecto, pero Kiani apunta a que la proporción es similar en la mayor parte de los países occidentales, por lo que calcula que entre 25.000 y 35.000 españoles morirían cada año por errores médicos. «Eso implica que alrededor de 600.000 españoles sufren algún tipo de daño por la equivocación de un profesional sanitario, ya que el número de afectados tiende a ser 20 veces superior al de los muertos», añade.

 

 

Los errores médicos más comunes

A la hora de explicar las consecuencias de estos errores, Kiani menciona las infecciones sanguíneas asociadas al catéter intravenoso. En los hospitales son muchos los pacientes a los que se les introduce una sonda en el organismo para obtener muestras de sangre o administrar líquidos y medicamentos, una práctica que en el caso de realizarse de forma adecuada, no conlleva riesgo alguno. Sin embargo, cuando no se cumplen las precauciones exigidas, el catéter se convierte en el conducto ideal para que bacterias u otros gérmenes lleguen a la sangre, lo que provoca una grave infección. «Si se cumpliese un simple proceso de cinco pasos a la hora de colocar un catéter, se evitarían las infecciones y las muertes correspondientes», asegura Kiani.

 

Kiani no cree que la solución pase por que los profesionales sanitarios estén mejor preparados, ya que «España cuenta con un muy buen sistema»

 

 

Según explica, en otros casos basta con que el médico o la enfermera no realice las pruebas adecuadas al paciente, y es que los síntomas de algunas enfermedades no siempre se interpretan de forma correcta. En este sentido, el fundador de Masimo apunta a la sepsis, que consiste en una respuesta inmunitaria excesiva por parte del organismo ante una infección bacteriana. Esta enfermedad hace que el cuerpo libere una serie de sustancias químicas que dan lugar a una inflamación generalizada, lo que desemboca en un menor flujo sanguíneo que priva a los órganos de nutrientes y oxígeno. Pese a la gravedad de la enfermedad, que puede provocar la muerte, los síntomas de la misma son similares a los que provocan otras de menor envergadura: fiebre, escalofríos, respiración rápida, ritmo cardiaco acelerado… Por esta razón, Kiani insiste en que establecer un protocolo que obligue a los profesionales a «medir parámetros como la presión sanguínea, la temperatura o los ritmos de respiración permitiría detectar la enfermedad a tiempo».

 

 

Joe Kiani, en un coloquio junto al exvicepresidente de Estados Unidos Joe Biden. (Twitter)

 

Más allá de estos dos problemas, Kiani apunta a otros, como la falta de higiene o la importancia de monitorizar a aquellos pacientes que están bajo el tratamiento de opiáceos: «La línea entre no sufrir y no respirar cuando estás tomando este tipo de fármacos es muy delgada», explica. En lo que se refiere a la medicación, el presidente del Movimiento por la Seguridad del Pacientetambién subraya los errores a la hora de establecer el tratamiento que necesitan los niños, y es que asignarles las mismas cantidades que corresponden a una persona adulta puede desembocar en graves consecuencias para ellos. Otros aspectos que Kiani se preocupa por subrayar son la tromboembolia venosa, la optimización de la seguridad obstétrica, la monitorización neonatal, los fallos en los tratamientos de las vías respiratorias, los errores a la hora de tratar con los enfermos mentales o las falsas alarmas que generan algunas de las tecnologías que se utilizan en los hospitales.

 

Cómo evitar estos errores

«Lo que hace que estas muertes sean una tragedia es que por definición son evitables, es decir, sabemos lo que se ha hecho mal. Esto las convierte en una tragedia, pero también supone una oportunidad para acabar con ellas», explica Kiani. En el caso de nuestro país, lo primero que se preocupa por aclarar es que «España cuenta con un muy buen sistema de salud«, y es que el fundador de Masimo no cree que la solución pase por que los profesionales sanitarios estén mejor preparados. Según explica, la respuesta a este problema no debe centrarse en los errores humanos, sino en establecer protocolos de actuación para evitarlos. En este sentido, Kiani apunta a 13 procedimientos que ha desarrollado el Movimiento por la Seguridad del Paciente para acabar con los más habituales. «Si todos los hospitales aplicasen estos protocolos, entonces estas muertes se evitarían. El problema es que no lo hacen, que consideran que están demasiado ocupados para ello», explica.

 

 

 

 

Pese a su influencia en el sector sanitario de Estados Unidos, Kiani no estudió medicina, sino ingeniería eléctrica, una carrera que le ha permitido abordar los errores médicos desde una perspectiva diferente. «Una cosa que los ingenieros hacemos bien es encontrar maneras sencillas de hacer nuestro trabajo, para lo que vemos qué es necesario y descartamos todo aquello que no lo sea, repitiéndolo una y otra vez hasta que se hace correctamente», señala. En este sentido, apunta a técnicas de mejora de procesos como Six Sigma o Lean Manufacturing, que les han permitido desarrollar los protocolos ya mencionados.

 

De todos modos, más allá de su experiencia y conocimientos, Kiani insiste en que la clave para evitar este tipo de muertes consiste en la entrega absoluta al paciente. «Si amas al paciente, entonces encuentras la tecnología que hace falta implementar y los procesos que necesitas desarrollar». Según explica, esto exige que la sociedad supere la perspectiva en la que «una muerte es una tragedia, pero un millón es estadística«.

Fuente: aquí

 

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  • Juan Peran
  • Mala praxis, Negligencias, Reclamación, Sanidad, sentencias
  • enero 31, 2019

Sanidad valenciana pagará 162.000 euros por amputar por error una pierna

Alicante, 30 ene (EFE).- La Conselleria de Sanidad de la Generalitat valenciana ha sido condenada a indemnizar con 161.993 euros a una mujer a quien se le amputó la pierna izquierda por un diagnóstico erróneo en el centro sanitario integrado de la localidad alicantina de Villena.

La sentencia de la sección segunda de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia valenciano, hecha pública por El Defensor del Paciente, estima el recurso presentado por la mujer al considerar probado que existió una «mala praxis» que se concretó en un error en el diagnóstico que llevó a la amputación.

La mujer, de 53 años cuando se produjeron los hechos, acudió el 6 de diciembre de 2014 de madrugada al servicio de urgencias del centro integrado de Villena por un fuerte dolor repentino en la planta del pie izquierdo, además de frialdad y adormecimiento, donde le diagnosticaron «parestesias inespecíficas».

Al no cesar el dolor y la sensación de adormecimiento, la mujer volvió a acudir al mismo centro de salud dos días después; en esta ocasión le diagnosticaron «fascitis plantar» y le practicaron un vendaje compresivo que tenía que llevar durante seis días.

La mujer volvió al mismo centro el 11 de diciembre porque el dolor, el adormecimiento y la frialdad persistían y los dedos sufrían hinchazón, y le dieron el mismo diagnóstico, «fascitis plantar», retirándole el vendaje.

Finalmente la paciente, el 13 de diciembre, acudió al servicio de Urgencias del hospital de Elda, donde ingresó con una «isquemia subaguda en el pie izquierdo», y tras las pruebas pertinentes se la trasladó al Hospital General de Alicante, donde se le tuvo que practicar la amputación de la pierna.

El tribunal se acoge al informe de la Inspección Médica, que concluye que «se produjo un evidente error diagnóstico» inicial en el centro de salud, y por tanto una «demora en el tratamiento de siete días, en una patología que debe ser tratada en las primeras horas de aparición de la sintomatología».

La sentencia considera por ello que «existió una mala praxis» que se concretó en un error en el diagnóstico el día 8 de diciembre, donde ya se advierte un síntoma, la temperatura diferente en ambos pies, que orienta a un problema vascular «claramente» agravado por la aplicación de un vendaje compresivo.

Un «error en el diagnóstico», añade el tribunal, que «también se mantuvo el 11 de diciembre» y que llevó a la amputación de la pierna.

Por ello, condena a la Conselleria de Sanidad al pago de una indemnización de 161.993 euros, más intereses legales desde la fecha de la reclamación administrativa y costas.

La sentencia, dictada el pasado 7 de noviembre, no es firme y cabe recurso de casación ante el Tribunal Supremo. EFE

fuente: https://www.lavanguardia.com/vida/20190130/4696943578/sanidad-valenciana-pagara-162000-euros-por-amputar-por-error-una-pierna.html

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  • Juan Peran
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  • octubre 31, 2018

Un bebé que perdió los dos testículos por negligencia del pediatra, indemnizado con 131.000 euros

El 10 de abril de 2016, a las 19:15 h, nació el pequeño Daniel (nombre ficticio) en el Hospital General de Albacete, en Castilla-La Mancha. Llegó al mundo fruto de un parto natural, sin embargo pronto comenzaron los problemas. Después de una exploración superficial, el Pediatra de Guardia advirtió que algo le sucedía en los testículos. Sin embargo, no solicitó la opinión de otro facultativo. Tampoco la de un médico especialista. El diagnóstico que dio de lo que le ocurría al recién nacido era más bien técnico: hidrocele derecho congénito. De ese modo, el pediatra le dijo a los padres del chiquillo que no sufría nada importante. Meses después, el recién nacido acabó perdiendo los dos testículos.

Ahora, el Servicio de Salud de Castilla -La Mancha (SESCAM) admite conceder una indemnización de 131.000 euros a la familia del bebépor los daños y perjuicios sufridos. La resolución, a la que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, concluye que “no se realizaron las exploraciones complementarias ni las revisiones de control que exigía el caso”. Todo ello desembocó en un destino fatal para el bebé, que perdió los dos testículos en su primer año de vida por motivo de una negligencia médica.

El bufete Sardinero Abogados ha sido el encargado de enarbolar la denuncia de la familia de la pequeña víctima. Llegó a ellos a través de Carmen Flores, presidenta del Defensor del Paciente. Los controles sobre el pequeño, explican los documentos del caso, “deberían haberse extremado hasta donde fuera posible”. También “la realización de pruebas diagnósticas ante cualquier anomalía, aunque el resultado lamentablemente fuera el mismo”.

Los hechos

Ejemplo de una torsión testicular.

Ejemplo de una torsión testicular.

A la mañana siguiente del nacimiento del pequeño Daniel, 11 de abril de 2016, se le realizó una exploración rutinaria. En ella se detectó que el testículo derecho del pequeño había aumentado anormalmente de tamaño. El diagnóstico del primer pediatra parecía erróneo. Había adquirido un color extraño, de tonalidad violácea. Al palparlo, el bebé estallaba en gritos de dolor.

¿Qué había sucedido en realidad? Torsión testicular en el derecho. Se trata de una urgencia quirúrgica de máxima prioridad. En casos de retraso, el órgano reproductor entra en fase de necrosis. Si se actúa con tiempo, en las seis primeras horas, se puede salvar. Si no sucede así, los resultados son impredecibles, y pueden ir desde la pérdida del testículo hasta la muerte.

A las 20 horas de vida, casi un día después de que se detectase lo ocurrido, se pidió la valoración de la Unidad de Cirugía Pediátrica. Esta confirmó la gravedad de los hechos y solicitó que casi al momento se le extirpase el testículo derecho.

Sin embargo, los responsables de analizar al pequeño incurrieron en un grave error: el tratamiento quirúrgico resultó insuficiente, ya que no exploraron todo lo que tenían que explorar, ni previnieron lo que se podía prevenir. La bolsa escrotal izquierda, que contenía un órgano completamente sano, no fue analizada ni tampoco fijada para evitar que sucediera lo mismo que acababa de pasar. La familia del pequeño no supo nada y cuando le dieron el alta se marcharon a casa como si nada hubiera sucedido.

El 22 de abril, los padres se llevaron a Daniel a una revisión rutinaria. En el informe pediátrico quedó anotado que los problemas habían reaparecido. “Aumento de tamaño anormal del testículo izquierdo”. El facultativo se limitó a citarles de nuevo para un simple control pasados los 6 meses desde la intervención quirúrgica anterior.

No fue hasta el 11 de agosto, varios meses después, cuando se le realizó al pequeño una ecografía escrotal y se le diagnosticó “Atrofia testicular izquierda”. El 17 de agosto se confirmó el diagnóstico. El joven bebé, apenas cuatro meses de vida, había perdido el segundo de sus testículos.

Ante todo lo sucedido, y que ahora se salda con una indemnización para la familia, la investigación llegó a varias conclusiones:

– Que al pequeño se le realizó un diagnóstico inadecuado por parte del pediatra que le exploró al nacimiento, quien confundió una torsión testicular (un asunto que siempre es de máxima urgencia) con un hidrocele, una dolencia con la que los especialistas consienten que se espere un poco más.

Casos como el de Daniel llegan cada año a decenas de abogados de toda España.

Casos como el de Daniel llegan cada año a decenas de abogados de toda España.

-El diagnóstico fue tardío: hasta las 20 horas de vida, y tras hacerle una ecografía en la zona dañada, no se realizó un diagnóstico correcto.

– Hubo un evidente retraso terapéutico: hasta que no pasaron dos horas más después del diagnóstico, no se trasladó a quirófano a pesar de que la supervivencia del testículo dañado dependía, sobre todo, de la rapidez con la que se actuase.

-El tratamiento quirúrgico fue insuficiente: los peritos que valoraron después el caso para la familia determinaron que habría sido necesario complementar este tratamiento con la fijación del otro testículo, para que no sucediera lo que sucedió.

Meses después, el pequeño, al que se le había tenido que extirpar el testículo derecho nada más nacer, perdió el izquierdo. El tratamiento quirúrgico que recibió fue incompleto, igual que la valoración clínica.

Lo sorprendente, dicen el juez, los investigadores y el gabinete jurídico de la familia, es que en un menor con ese tipo de antecedentes, habiendo perdido ya uno de los testículos, no se le sometiese a controles más exhaustivos. Estos habrían permitido “reconocer cualquier signo de anomalía con prontitud, a fin de evitar las graves secuelas que podría suponer la pérdida del testículo conservado”.

Una negligencia recurrente en España

Servicio de Salud de Castilla-La Mancha.

Servicio de Salud de Castilla-La Mancha.

No es la primera vez que un caso así tiene lugar en España, y tampoco en la sanidad manchega. Al contrario: no hay más que insertar en Google las palabras adecuadas y las noticias de indemnizaciones en los últimos años por casos como este surgen por doquier. En 2013, el Juzgado de lo Contencioso-administrativo número 3 de Toledo recordó condenó al Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (Sescam) por pérdida de oportunidad en el diagnóstico de una torsión testicular.

Un joven acudió al lugar con fuerte dolor en el testículo derecho. No le vio un especialista ni le sometieron a las pruebas necesarias. Tres días después, en la consulta del urólogo, se percataron de la dolencia que sufría. Se le extirpó el testículo y se le tuvo que colocar una prótesis. La pérdida de este órgano sumió a la víctima en una violenta depresión. Requirió de ayuda psiquiátrica.

El año pasado, un juez obligó al Servicio Aragonés de Salud a pagar 51.000 euros a un joven que perdió su testículo izquierdo porque no fue intervenido a tiempo. Hace dos, tuvo lugar en Canarias una situación prácticamente idéntica. En 2011, la Audiencia Provincial de A Coruña condenó a un médico por una imprudencia leve y le impuso una multa de 225 euros y el pago de de 32.000 euros a un hombre que perdió un testículo por su nefasta atención. En 2008, la misma sanción por el mismo motivo al Servicio Catalán de Salud. En 2014, en Málaga. Y así un largo etcétera de casos.

Otras fuentes consultadas reconocen que el caso de Daniel porque a él le llegan denuncias similares con cierta frecuencia. Cuenta con amplia experiencia en esta materia en concreto. “A mí, justo este mes me han entrado dos casos parecidos a este: un varón de 60 y uno de 19. Si les hubieran diagnosticado en las primeras horas se habrían salvado el testículo. Aunque es un porcentaje muy pequeñito, tengo anotado que hay varias personas que consultan al año en esta materia”, explica a EL ESPAÑOL el abogado Javier Bruna, especialista en Derecho Sanitario. Lleva 25 años combatiendo este tipo de casos.

En estas situaciones, la mayoría de las veces el problema reside en que a los afectados no se les hace una ecografía testicular. Es lo que le sucedió al pequeño Daniel. “Sucede en el 99 por ciento de los casos”, resalta el letrado, que en sus más de dos décadas de experiencia se ha encontrado ya decenas de víctimas de esta negligencia. “Las arterias que dan sangre al testículo para que siga vivo se retuercen y se corta el riego. Es como cuando se te dobla una manguera y no sale el agua. Como deja de recibir sangre, se necrosa, se oscurece, y acaba por morirse”.

El dolor que produce esta emergencia médica es similar al de un infarto. “Va acompañado de vómitos y de fiebre”, asegura un informe del caso del pequeño Daniel. “Si no se diagnostica entre las seis o doce primeras horas, lo más probable es que pierdas el testículo. El problema en un recién nacido es que éste no puede quejarse”, lamenta Bruna.

El pequeño Daniel se encontraba en “situación de riesgo”. Un riesgo que se acabó materializando. Los expertos que han tratado la materia aseguran que “debió considerarse la posibilidad de abundar más en el origen de tal crecimiento” del testículo. Por el contrario, la situación derivó después hacia lo peor. El recién nacido se quedó sin ninguno de los dos.

Fuente: https://www.elespanol.com/reportajes/20181030/bebe-perdio-testiculos-negligencia-pediatra-indemnizado-euros/349465864_0.html

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  • Juan Peran
  • Mala praxis, Reclamación, Sanidad
  • octubre 24, 2018

Una niña, operada 62 veces tras tragarse una pila

«Mi hija perdió la capacidad del habla y sufre depresión»

Condenados tres médicos por una negligencia médica: trataron a la niña de bronquitis y realizaron una radiografía incompleta

Ares era un bebé de apenas once meses cuando se tragó la pila plana de botón del mando a distancia de su casa, en Torrente de Cinca, cerca de Fraga (Huesca). Su madre, Aránzazu Mármol, acudió aquel 22 de diciembre de 2010 al servicio de Urgencias del centro de salud de Fraga desesperada porque el mando había aparecido sin la tapa y sin la pila, y su hija presentaba dificultades para respirar y «babeaba» continuamente. En una primera placa realizada solo desde media clavícula hasta el pubis, la doctora de Urgencias la despachó con prontitud porque no se detectó nada. La trataron de una bronquitis. Lo mismo ocurrió el día 24 y el 25 con otros dos facultativos (que no repitieron placa), hasta que el día 27 esta madre lleva a Ares al hospital de Arnau Vilanova de Lérida, que, con una radiografía completa, se percatan de la obstrucción.

«La niña llevaba seis días con la pila alojada en su organismo liberando toxinas y componentes químicos», dice a ABC el abogado de la familia, Aldo Valero. Derivada al hospital San Juan de Dios de Barcelona, allí comprobaron que la niña, que el pasado febrero cumplió 8 añitos, sufría una quemadura química con perforación esofágica y traqueal por la degradación de la batería. Desde entonces Ares ha pasado 62 veces por el quirófano. Y lo peor, cuenta a este diario su madre, no es lo físico. Está «con depresión y totalmente traumatizada», afirma, en «su relación con otros niños, al practicar deporte…». «Ha perdido la capacidad del habla, tiene paralizadas las cuerdas vocales, se le practica una esofagia a medida que crece, porque tiene muchas dificultades en ingerir alimentos…». Aránzazu era cuidadora de un centro de educación especial; desde ese diciembre de 2010 se convirtió en «enfermera permanente y sin trabajo de su hija Ares», afirma Valero.

Más de siete años sin trabajo han ocasionado un perjuicio económico evidente, que ahora deberá determinar un juez por la vía civil. En el juicio, celebrado siete años después del caso, el fiscal solicitó unos 430.000 euros en concepto de indemnización por las graves secuelas que padece la niña y su entorno. El representante del Ministerio Público también reclamó para los tres facultativos acusados tres años de cárcel y cuatro de inhabilitación por un presunto delito de negligencia médica, extremo por el que finalmente los tres han sido condenados.

El delito que pesa sobre ellos, no obstante, se ha rebajado a una imprudencia menor o «menos grave» con la atenuante de dilaciones indebidas (retraso de la causa), por lo que no hay condena a prisión, y se les exige una cuota diaria de 6 euros durante tres meses en concepto de multa, comenta Valero. En total, 540 euros para cada conedenado. Se considera probado, por tanto, que no hicieron las pruebas neceasrias para localizar la pila alojada en la garganta.

«Destrozaron mi mundo»

Los tres médicos aceptaron de conformidad la condena, dictada el pasado jueves por el Juzgado de lo Penal número 1 de Huesca. «Los tres culpables siguen ejerciendo, en hospitales de Andorra (Teruel) uno de ellos, y los otros dos en hospitales de Zaragoza. No han sido inhabilitados y eso ha causado mucho revuelo e indignación en el pueblo», apunta la madre de Ares desde el hospital barcelonés, en una de sus reiteradas visitas con la niña. «Al menos, con la sentencia ya puedo decir, tras siete años y medio, que cometieron una negligencia. Durante todo este tipo ninguno de ellos me pidió perdón», reprocha. «Lo que peor me sentó de la condena es que sus acompañantes se alegraron al no meterlos en prisión y gritaban: “¡Lo hemos conseguido!”, mientras mi mundo, el de mi niña, el de mis padres y mi familia lo destrozaron para siempre».

Tanto el letrado como su representada continuarán con la vía civil para reclamar la indemnización que estiman ajustada a su caso: 1.035.000 euros. La madre de Ares alega que la pila perforó el esófago y la tráquea de su hija, que padece severos problemas respiratorios y gástricos, por lo que presentará una demanda de responsabilidad patrimonial contra el departamento de Salud del Gobierno de Aragón.

Fuente: https://www.abc.es/sociedad/abci-nina-operada-62-veces-tras-tragarse-pila-hija-perdio-capacidad-habla-y-sufre-depresion-201804061855_noticia.html

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  • Juan Peran
  • Negligencias, Reclamación, Sanidad
  • octubre 24, 2018

Cárcel para una doctora que confunde un Ictus con Artrosis

Cárcel para una Mir que confunde un Ictus con Artrosis

La mujer de 78 años falleció de un derrame cerebral masivo a consecuencia de un diagnóstico erróneo por «imprudencia profesional».

El Juzgado de lo Penal número 1 de León ha condenado a una doctora a un año de prisión y tres de inhabilitación por un delito de homicidio por imprudencia profesional cometida cuando era MIR de primer año, tras confundir un ictus con artrosis de rodilla en una paciente de 78 años que falleció siete días después de su visita al servicio de Urgencias del Hospital de León.

Según ha informado El Defensor del Paciente a través de un comunicado, la paciente, con antecedentes de accidente isquémico, acudió al Servicio de Urgencias el 11 de febrero de 2011 tras sufrir un síncope mientras realizaba la compra.

En el Servicio de Urgencias la derivaron a su domicilio con la cautela de volver a Urgencias en caso de encontrarse mal. Tras ello, el 15 de febrero la paciente sufrió pérdida de fuerza en el lado izquierdo y no era capaz de caminar, por lo que fue visitada en el domicilio por su médico de cabecera.

Éste anotó sobre el informe de Urgencias del día 11 sus sospechas ante posible ictus, por lo que la derivó al Hospital y avisó al Servicio 112 para su traslado. A su llegada a Urgencias, la paciente fue atendida por la hoy condenada, quien entonces era MIR de primer año.

A pesar de contar con el informe de urgencias del 11 de febrero, en el que se incluían los antecedentes de la paciente, así como la nota del médico de cabecera manuscrita sobre dicho informe, y el informe del Servicio 112, en el que constaba como causa de traslado «posible accidente isquémico-vascular», y a pesar de las advertencias de las hijas de la paciente de dichos antecedentes, la doctora no valoró en absoluto tales datos y tras realizar una analítica y rayos X simple de rodilla, diagnosticó «artrosis de rodilla», al confundir la imposibilidad de caminar de la paciente con un dolor mecánico.

No consultó con su adjunta

La residente no recabó la asistencia de su adjunta, como era obligado, por lo que su exploración y posterior diagnóstico no fue refrendado por ningún médico con mayor experiencia, según advierte el fallo. La paciente falleció el 22 de febrero tras sufrir un derrame cerebral masivo, producto de diferentes focos hemorrágicos que evidenciaban una evolución en días previos.

La sentencia condena a la acusada porque no efectuó las pruebas que los datos disponibles imponían y añade que debió recabar la ayuda de su adjunta, lo que «hubiera evidenciado la presencia de un accidente isquémico-vascular en tiempo precoz» para evitar su progresión y, con ello, el fallecimiento de la paciente.

El fallo impone la condena de un año de prisión y tres de inhabilitaciónpara el ejercicio de su profesión, pero se circunscribe tal prohibición al Servicio de Urgencias Hospitalarias. La condena se rebaja por las dilaciones excesivas en el curso del procedimiento, que se ha prolongado durante siete años en los que falleció el esposo de la paciente, habiendo continuado con la acusación sus dos hijas.

La aseguradora de la médico, unos días antes de la celebración de juicio el pasado mes de abril, ya indemnizó a las hijas de la paciente con 200.000 Euros. La acusación ha sido llevada por el abogado Santiago Díez, del Bufete SDS Legal, especialistas en Derecho sanitario y adscrito a los Servicios Jurídicos de El Defensor del Paciente en Castilla y León.

Fuente: https://www.elespanol.com/ciencia/salud/20180510/mir-condenada-homicidio-confundir-ictus-paciente-artrosis/306220167_0.html

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  • Juan Peran
  • Sanidad
  • junio 3, 2017

La sanidad en España hoy

Las listas de espera para ser atendido sanitariamente en España están por encima de la media del resto de países de la UE. Además, su duración varía mucho entre Comunidades Autónomas. Los pacientes de las Canarias, Cataluña y Castilla-La Mancha esperan una media de más de 160 días para una intervención quirúrgica, en comparación con menos de 50 días en el País Vasco.

Los pacientes españoles tienen que pagar de su bolsillo el 24% del gasto sanitario total, siendo la media en Europa del 15%. Ese coste se explica por el aumento de los copagos en medicamentos instaurados en 2012 y porque la Sanidad no cubre óptica y odontología.

En España, sin embargo paradójicamente, el número de médicos por cada 1.000 habitantes es mayor que la media de la UE -3,8 frente a 3,6-. Y el número de enfermeros está muy por debajo -5,3 frente a 8,4-.

https://www.elespanol.com/ciencia/salud/20171123/264224237_0.html

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